CONVENCIÓN TRIPARTITA
Después de los planes de lucha de derrocar a Huerta, empezaron unas
series de confrontaciones: entre los mismos caudillos se peleaban, Zapata
exigió a Carranza integrarse al Plan de Ayala, como condición para
reconocerlo como jefe de la nación. El conflicto caudillista tuvo que ver con
los ideales e intereses políticos y sociales, pero también con actitudes
personalistas en la disputa por el poder.
El 1º octubre de 1914 se formó una Convención Tripartita en la Ciudad de México para entablar acuerdos de unidad revolucionaria, dejando a un lado las rivalidades caudillistas, y consolidar un mismo rumbo para la nación. Los villistas no se presentaron a dicha Convención: por ello, fue necesario trasladarla a Aguascalientes para que no faltara ningún miembro en la reunión.
El 1º octubre de 1914 se formó una Convención Tripartita en la Ciudad de México para entablar acuerdos de unidad revolucionaria, dejando a un lado las rivalidades caudillistas, y consolidar un mismo rumbo para la nación. Los villistas no se presentaron a dicha Convención: por ello, fue necesario trasladarla a Aguascalientes para que no faltara ningún miembro en la reunión.
Además,
Carranza llega a Veracruz proclamandose nuevamente como jefe de la nación:
mientras, Villa y Zapata tomaban la capital, otorgando la presidencia
provisional a Roque González Garza. La importancia de la Convención radicaba en la posibilidad de que los jefes revolucionarios alcanzaran un pacto mllitar y político, a favor de la vida nacional.
Sin
embargo, la Convención fracasó en 1915; continúan los años de lucha, siendo ésta ya desgastante,
cada vez más derramamiento de sangre, en sí una guerra de facciones. El gobierno de la Convención
nunca pudo hacer que el Poder Ejecutivo tuviera una verdadera autoridad; mientras esto sucedía, Carranza aprovechó las circunstancias para imponerse y
enfrentarse a los villistas y zapatistas, saliendo así de manera triunfal,
gracias al respaldo militar de Obregón y a la alianza con los batallones
obreros.
En efecto, Villa (con el propósito de causar nuevas fricciones entre Estados Unidos y el gobierno de Carranza)
atacó el poblado de Columbus, Nuevo México. La respuesta fue una expedición
punitiva comandada por J. Pershing (quien violó la frontera mexicana), y como Villa lo esperaba, Carranza
presentó enérgicamente sus reclamos al presidente Woodrow Wilson; logrando así en
septiembre de 1916 el respeto del territorio mexicano por parte de
Estados Unidos, así como se aseguraban las inversiones estadounidenses en
México.
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